Este término proviene del idioma inglés y se refiere a una práctica en la industria de las telecomunicaciones que a menudo tiene un impacto negativo en los consumidores: «el cambio de compañía sin el conocimiento ni la autorización expresa del cliente». Esta técnica es injusta para el consumidor y requiere atención por parte de los usuarios de este servicio.
La gente se da cuenta de esta práctica cuando la compañía que creían que seguían utilizando les corta el servicio y les informa que otra compañía es ahora responsable del mismo, o cuando reciben la primera factura de una compañía con la que no han tenido contacto ni han firmado un contrato.
Por esta razón, se presentan algunas recomendaciones y consejos a tener en cuenta:
- Es importante revisar detenidamente la factura, ya que muchas compañías ya no la envían en papel y es necesario acceder a su portal en línea para verificarla. Se debe obtener toda la información posible sobre el servicio y las tarifas contratadas y comprobar los datos de la empresa.
- Es mejor evitar proporcionar información personal a través de correo electrónico o redes sociales, ya que en algunos casos puede ser utilizada en nuestra contra.
- Si recibe una llamada telefónica de otra empresa, asegúrese de que no está aceptando ningún tipo de acuerdo o contrato. Si la llamada está siendo grabada, se debe ser informado y dar autorización explícita.
- Es fundamental leer la letra pequeña y comprobar regularmente los movimientos bancarios para detectar cualquier operación no solicitada.
La información es una herramienta valiosa para prevenir este tipo de situaciones. Si surge algún problema, es importante hacer valer sus derechos y buscar información en despachos especializados sobre el tema como Bustillo y Lamban Asociados.
Para obtener más información sobre este tema, consulte el enlace del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.